TEJUELAS CHILOTAS

Dicen que la memoria es frágil, que la fragmentación a la que nos somete el tiempo nos abate y nos hace diferentes, pero siempre en nosotros está la esencia de nuestra gente; Si usted saldrá de la isla, se percatará que nuestra arquitectura es tan diferente como las personas.

Cuando tenía 4 años, todas las tardes acompañaba a mi abuela a ver el mar, me explicaba la importancia de recordar nuestros ancestros, mientras me abrazaba viendo a los pescados danzar libres por el mar en un mágico atardecer. Antes de la noche, ella me tomaba de la mano para volver a casa a cenar.

Hoy, cuando ella hace más de una década decidió acompañar al Caleuche y no volver más al plano físico como alguna vez dijo mi madre -y que yo míticamente creí cuando era niño-, me doy cuenta de todo lo que significaba, de que no hay nada más valioso en este mundo como las memorias que hacemos, con la gente que amamos. Eso representa en mí la tejuela chilota; siempre estuvieron con mi abuela. Pero están desapareciendo…

A todos, les imploro jamás olvidar las palabras de mi abuela, jamás olvidar nuestras raíces, jamás olvidar nuestras tejuelas.