SABIA RECOLECCIÓN

¿Cuál es mi patrimonio chilote? estas fotografías reflejan plenamente  con qué  dedicación y  esmero  nuestros ancestros salían tempranito  a mariscar una vez bajada la marea, y una vez terminada la cosecha de manzanas se deja disfrutar del inolvidable otoño chilote.

Aún recuerdo esa carretilla; vieja y oxidada que llevaba mi abuelo cuesta arriba, después de una buena mariscada.

Si hay algo que siempre me sorprendía, era la manera en que mi abuelo anticipaba la hora exacta en que bajaba la marea, observaba con detención la luna, las estrellas. No sé de qué forma, pero él sabía que el mar estaría en calma, que el viento estaría de sur o de norte, que si escarchaba o llovía… Y mientras lo escuchaba, también veía con atención cómo preparaba  sus quiñes. Desde la cocina,  apreciaba las botas de mi tata y sus medias de lana secando a un lado de la estufa, y la tetera lista para el matecito.

La más entusiasta era  mi abuela, que nos esperaba con las papitas lavadas, las verduras cortadas y mmm ese olorcito  del sofrito de ajo con pimentón para el caldillo. Algunos lavaban mariscos, otros los colgaban con manila detrás de la estufa.

Así se va el verano en Chiloé, que marca el término de temporada de cosecha de manzanas en familia. Y llega el otoño, apresurado y empapando los techos de gallineros y las huertas  de tonos amarillentos y marrones que caen de los manzanos.

Infaltable la mazamorra, las mermeladas, los orejones, la  concurrida maja y para qué decir las  empanadas. Ese olorcito dulce quedaba impregnado en la casa todo el otoño, sobre todo cuando  abrían las conservas  de manzanitas con murta. Aromas de mi Isla, traspasados de generación en generación.

La recolección es mi patrimonio chilote.

Nombre

Carolina Soto

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Lugar de residencia

Ancud, Chiloé