INFANCIA ENTRAÑABLE

Si hay algo que añoro en mi corazón y que sin duda es parte de mi patrimonio, es aquella niñez vivida en medio de nuestros paisajes chilotes: empolvadas calles de tierra, una inmensa playa donde pasar el día entero en los veranos, un río con orillas de pasto y junquillos (nuestro principal elemento para pescar) y tantas otras imágenes que quedaron grabadas en las mentes de quienes compartíamos incomparables momentos, los que al ser trasmitidos a niños de este actual Chiloé, parecen no creer. Cómo no recordar con mucho cariño y emoción al grupo de amigos que día a día compartíamos juegos en las tardes, rutina interrumpida solamente por lluvia, la puesta del sol y, por supuesto, los gritos de las mamás que, de no haber sido emitidos, seguro hubiéramos amanecido disfrutando de nuestras fantasías… Los distintos caminos tomados no han sido una poderosa razón para no seguir en contacto y mantener el cariño que, entre peleas y travesuras, creamos en nuestro querido barrio.