EL OCASO DE LA ABUNDANCIA

Varado en la orilla los años destruyen el bote, mientras don Tadeo Villegas me habla de las noches de pesca en los años cuando los peces abundaban. “Remar mar adentro, hasta la mitad del canal, mientras el sol se hundía tras los montes”, recuerda don Tadeo. Mira el bote, y dice: En esas noches se tiraba la línea de un “lance” y se conversaba esperando recoger decenas de largas y brillantes sierras, brillando bajo la luz clara de una luna enorme, sombras inquietas moviéndose en el fondo del bote iluminadas por la débil luz de la petromax”.
Hoy el bote envejece en los recuerdos de don Tadeo, que dice: La abundancia de peces fue antes de las salmoneras; algo que sucedió en los tiempos viejos cuando remábamos hasta la salida del estero para tirar la red, y escuchando música y noticias en la radio a pilas, esperábamos que con la vaciante la red se repletara de sardinas, robalos, pejerreyes, según luna y marea. Los peces abundaban pero vino el progreso y cambió la vida, entonces, desapareció la abundancia del mar.

Nombre

Claudio Mancilla Pérez

48 años

Lugar de residencia

Castro, Chiloé