MURTA, A PESAR DEL TIEMPO

Recuerdo que cuando era niña, junto a mi abuelo Alfredo Antimàn (Q.E.P.D.), en Puerto Elvira, Ancud, recorríamos los campos y entre los matorrales sentíamos este fragante aroma, esquivos muchas veces, hasta que lo encontrábamos, disfrutando sus frutos, con ese color rojo único y sabor inigualable; “le llevaré unas a la vieja”, me decía, (refiriéndose a mi abuela Celinda Soto (Q.E.P.D.).

Con él conocí este gran fruto, la murta, con la cual se puede realizar una gran variedad de preparaciones, pero para mí, es un placer poder disfrutarla de forma natural, llevándome a recordar mi niñez.

Mi abuelo con mucho respeto, en el mes de mayo, sacaba unas plantitas del campo, para llevarlas al huerto, para que mi abuela pueda tenerla cerca y disfrutar de ellas, con él también aprendí que con mucho cariño eran capaces de adaptarse en otro medio, es así que al radicarme en Achao, con el mismo respeto que lo hacía mi abuelo, traje unas plantitas a mi lugar de residencia actual, Chullec, así traje conmigo un trocito de mi infancia y mi abuelo.

La murta, es parte del legado y patrimonio que me ha heredado mi abuelo.

Besos al cielo.

Nombre

Violeta Mansilla Antimán

51 años

Lugar de residencia

Chullec