MADERA DE PERSEA LINGUE, ÁRBOL SIEMPRE VERDE

Esa fragancia a tierra y libertad acoplada al calor de la cocina chilota. Tanto suceso en cada rincón del que fue el hogar de mis abuelos en Lingue; la magia del fogón, la guitarra y acordeón, las papitas con color. Mi herencia chilota está en ese viento frío del atardecer y ese sigilo nocturno, las hojas al vaivén de las corrientes verdes de aire que pintan el paisaje, mi cámara y yo con toda la grandeza de Chiloé en frente, la suave compañía animal y esa simpleza tan bella y natural. Lo simple de mi madre y ese amor inmenso que sabe consagrar a los demás, el entusiasmo de mi padre por preservar el encanto del campo y retratar la vida de quienes ya no están. Las frambuesas de mi abuela, la maja de manzana y la chicha recién hecha, la harina tostada, el mate y el café en la cafetera.

Patrimonio chilote es la magia cotidiana, los aromas que acogen, las brisas que abrazan, las sonrisas armoniosas, los abrazos del encuentro, la lana y la madera, la lluvia encantadora, la medida justa de amor calculada en un almud, el paso ligero, los árboles y el mar allá al fondo.