TONINAS EN AGUANTAO

Creo que el patrimonio, va más allá de algo particular, más allá de las iglesias y de los palafitos. Se relaciona con todo lo que las personas y la isla me han enseñado y lo que yo he podido enseñar. En la foto estoy con una amiga, una amiga que ha recibido lo que he la isla les entrega a quienes desean recibir, una marisca en luna llena, toninas en Aguantao, un atardecer en el humedal y momentos en una casa repleta de historias en Castro, en Putemún.

 Creo que el patrimonio se unifica con esto, con experiencias vividas desde mi niñez, cuando con los pulmones adoloridos crucé el canal para siempre, todas las veces que miré a la señora Cristina cuidando la huerta, las que admiré a la señora Carmen caminando en la lluvia o a mi abuelita haciendo churrascos. Esto es lo que realmente constituye el patrimonio de Chiloé, las personas que la habitan y las enseñanzas que mutuamente nos entregamos a través de los consejos, las leyendas contadas a voces.

 Sin embargo, este patrimonio se me aleja, mil doscientos kilómetros todos los años, fuera de mi casa, mi isla, mis orígenes. Se me aleja cuando no estoy celebrando el santo de mi tata, cuando el tropón no baila la noche de San Juan, pero al mismo tiempo me acerca, se me une. Por que todo lo que he aprendido y me han enseñado no se me quita con la lejanía ni con los conocimientos nuevos, porque fui forjada por la tierra y por las personas que me han entregado. Por cada una de las mujeres valientes de las islas que crían solas, por las que cruzan a la isla grande a vender sus lechugas, y eso lo tendré para siempre, el Patrimonio vivo en el que habito.

Nombre

Antonia López Aguilar

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Lugar de residencia

Castro, Chiloé