LA INMENSIDAD DE MI ALMA

El Archipiélago de Chiloé no se llamaría así si no fuera por el agua que rodea las islas, no? Desde que nací muchos de los recuerdos que se alzan en mi mente contienen este elemento; la leche de mamá, la humedad de la lluvia en el ventanal, el río que recorre mi casa, el sube y baja de la marea, la niebla que envuelve la ciudad, los viajes al continente por el canal de Chacao, los labios empapados del primer amor, las tardes de lluvia y ropa mojada al llegar del colegio, etc. Se podría seguir enumerando momentos relacionados con el agua y aun así no dimensionaríamos la totalidad de lo importante y propio de esto.

Mi Bisabuela viajó con 14 años desde una pequeña isla llamada Tranqui, Queilen hasta la Gran isla de Chiloé, buscando nuevas oportunidades y mejor vida para sus hermanos y para su descendencia.

Ahora yo, haciendo el viaje contrario, desde Chiloé hasta Tranqui, no para encontrar una mejor calidad de vida, sino para reconocer la raíz de la historia de mi familia, me encuentro pasmado en medio del mar con los ojos perdidos en lo infinito de este, sintiéndome parte de el, parte de una historia que empezó hace tiempo atrás.

De pronto algo me conmueve, reconozco una ola entre la inmensidad del mar, ahí va la historia de mi abuela, ondulando en la inmortalidad del  mar, luego miro de nuevo, ahí va otra ola, me parece familiar, solo para descubrir que soy yo, mi historia, mis sueños , ondulando en la inmensidad del mar, en la inmensidad de mi alma.

Nombre

Antonio Aguilar Olavarría

20

Lugar de residencia

Castro, Chiloé