EL REGRESO A CASA

Tenía cinco años cuando la llevaron a la Patagonia. Creció en otro país, vio otros paisajes de mucho viento y pocos árboles. Regresó cuando ya había cruzado muchos años.
Felisa llegó a Los Ángeles, en la isla de Quehui, anduvo el sendero que no había olvidado, subió hasta lo alto de la colina hacia la casa que había sido su casa. Todo parecía desteñido por los muchos años, rostros borrosos en la memoria.
No encontró su triciclo de madera, ni los sillones de mimbre, ni la mesa de los almuerzos, ni el flojero detrás de la estufa donde en las oscuras tardes de invierno su madre le leía cuentos y a palos había espantado al lobo que tanto la asustaba. La puerta era distinta.
Llegaron los vecinos, la saludaron, escucharon sus recuerdos, y se animaron a decírselo. No, esta casa no era su casa. Su casa la había destruido el terremoto del sesenta que obligó a sus padres a emigrar vendiendo casa y campo. La que estaba viendo se había construido sobre las ruinas.

Nombre

Luis Mancilla Pérez

63 años

Lugar de residencia

Castro, Chiloé