DULCES MANOS

La cultura bordemarina de la comida, y los productos isleños se entremezclan con la historia del Chiloé profundo, las manos cálidas de abuelas y cómo traspasan a los niños,  para crear los más deliciosos platos.

En las calles se respiran olores, fragancias, de comidas preparándose. De los caños salen humos con aromas, que se pueden ir saboreando desde la imaginación: aliños, verduras, papas, pescados, carnes, frutas que se están convirtiendo en los mejores “dulces”, para guardar hasta el invierno.

La feria de Castro, con sus coloridos productos y olores, abren el apetito de las cazuelas de luche, cordero asado, chapapeleles, milcaos, Mazamorras de manzana y pancitos amasados.

En el invierno los “carneos” de chancho, la “morcilla” en la mañana junto a las teteras hirviendo para poner agua al mate o al café de saco; los milcaos, y esas crujientes sopaipillas que comemos apetitosamente. Como olvidar el verano en las trillas, las mingas de “maja” de manzana o cosechas de papas, donde los ayudantes recibían chicha con harina tostada, tortillas al rescoldo, cazuela de gallina.

A través de las pinceladas de las imágenes, se descubre la cultura, estrechando lazos con las añosas y nuevas manos, que construirán un nuevo patrimonio.