DESDE MI VENTANA

… Mira a la ventana curioso, definitivamente el paisaje ya no es el mismo, no puede limpiar su jardín y cada suceso que ocurre cerca del ventanal se transforma en algo interesante para mi abuelo. Luego expresa un tanto cansado: ¡¿Que pasará hoy Diosito?!, haremos tortillas para la once me dice, al mismo tiempo que agrega un palo de leña al fuego y busca los ingredientes para hacer su masa en la misma mesa que utilizo para estudiar, a un costado de su cocina a leña que siempre mantiene limpia.

Me transformo en el espectador de su entusiasta labor casera, mientras por dentro sé con certeza la preocupación que siente por esta época de incertidumbre que está viviendo el mundo.  La hora de comer se vuelve un verdadero viaje en el tiempo, intangible, donde el verdadero protagonista es mi abuelo, a quien aprovechamos de pedirle anécdotas y reflexiones de su vida y preguntarle cómo ha cambiado la vida, el paisaje, las formas de trasladarse y nuestra casa.  Así, entre risas y conversaciones los días parecen ser más apacibles en este encierro, pero también con el silencio y la observación, hacia un paisaje cotidiano transformado y que seguirá cambiando en el tiempo.