CEMENTERIOS EN OLVIDO

Cuando llegué a Chiloé no entendía de tradiciones. Una, como la de ir a limpiar el cementerio, justo antes del día de todos los Santos. Me parecía raro y superficial hacer algo que en las grandes ciudades se limita a sacar el polvo de las tumbas de cemento.

Y la segunda me parecía ilógica, hacer una minga de un día al año para realizar este trabajo junto a la comunidad, cuando se tenía todo el resto del año para hacerlo.

Ahora entiendo, ya que así como en lo urbano falta tiempo para reunirse en torno a algo que hacer, en lo rural mucho más. Aunque ya la tierra tiene menos trabajo, existen otras actividades donde la gente del campo destina su lindo y sacrificado tiempo.

Hay tanto que decir de esas tumbas que tienen flores, eternas y no solo artificiales. Las personas se esmeran en cuidar el lugar donde descansan sus amados. Cuánto más si la muerte llega de improviso, que dolor cuando le toca a uno vivir esa instancia de preparar un terreno, para dejar tristemente a un ser querido.

Hay tanto que decir de esas otras tumbas, sin colores, desteñidas por el sol, la lluvia. Y qué decir de  esas que apenas tienen el nombre escrito porque fue borrado por el olvido.

Los cementerios de Chiloé, son por cierto, para mí,  un Patrimonio Chilote…aunque debería serlo para todos ya que no solo es un terreno de descanso sino un lugar donde se deben tejer tantas historias secretas, llenas de asombro y con finales inesperados.  Turística y culturalmente podría uno pensar en sacar partido a este patrimonio, que un día desaparecerá porque toda la gente está migrando a las ciudades y ahí no tendremos el entorno que tienen los cementerios en las islas; pero eso es otra historia.

Nombre

Leticia Basaure G.

50

Lugar de residencia

Castro, Chiloé