Al pasar el tiempo los recuerdos se van perdiendo, pero que te cuenten la misma historia tantas veces y que cada vez que la cuentan tengas las mismas ganas de escucharlas es algo que muy pocas personas valoran.
Creo que mi abuelo y bisabuelo son el claro ejemplo de que las cosas casi siempre hay que tomárselas con una sonrisa en la cara. Cada vez que nos mandamos una “escapadita para Caulin” vamos a ver a Juan (mi bisabuelo), él y mi tata cuando se juntan a contar sus historias son un duo de pura felicidad y risas. Aunque ya las hayan oído una y otra vez es bueno escucharlos, ya que cada vez le van metiendo más “color” a lo que van contando. Además para mí es un privilegio que tras pasar los años se lleven tan bien, que todavía tengas las ganas para salir a saludar y a despedirse de las personas que llegan a sus respectivas casas. Para mi unos de los patrimonios de Chiloé son las historias reales o fantásticas que te cuentas las personas, ya sean familiares o personas que conoces en el camino.
Javiera Pardo Cárdenas
14 años
Castro